martes, 15 de mayo de 2012

ROMANCES DE CAMIONETA



I.

Allá ellos, que crean que el tiempo realmente se detiene
que las putas lloran sólo por cariños necios
y los putos nada más de simple cobardía.
Que sigan esperando por su mesías o su apocalipsis
que crean tener la clave y el martillo
el poder para juzgarnos.

Allá ellos, con sus compromisos históricos
con sus números de víctimas incalculables
con su escalera al cielo hecha de fuego y sangre.

Siéntate tú a mi lado mientras tanto
nada más por este tramo del camino
poco importa si en la ventana o el pasillo.
Dime lo que yo no veo detrás de los cristales
cubre con tus palabras el rumor que nos conduce.
Yo sólo quiero acariciarte por abajo del ronquido
y dormitar sobre tu hombro mientras afuera llueve
no estoy juzgando a nadie
ni me ocupo en coleccionar dolores.

II.

Cierto, el humo es tóxico en demasía
y aturden ésos diálogos de Claxon a Sirena
ésa congestión horrenda que hay por toda la vía
las plantas que hormiguean, tener los ojos con arena.

Duele ésa postal que tienes en tus manos
los chistes repetidos, la carga que se queda
el sudor de la miseria estrechándose cada verano
duele apretar en el bolsillo ésa última moneda.

Amor, el tráfico sólo es un sueño combustible
y de las vísceras la máquina ignora la belleza.
cariño, la carretera solo es tiempo, y ningún lugar posible
cariño, en éste sillón podríamos perder ambos la cabeza.

Leonel Juracan (poema que no incluimos en Funebre y Carnavalesco)